La Universidad como bastión

Es la educación, estúpido! Cabría decir y no equivocarnos. La educación está en orden de prelación a la economía, porque sin una educación de calidad no tendremos futuro como región ni como país. Por este motivo tenemos que hacer que nuestro sistema educativo, principalmente el universitario, fomente el esfuerzo y no la desidia, la investigación aplicada frente a la investigación orientada a mejorar currículum, el debate y la opinión (profesores/investigadores universitarios poniendo en un brete a los tres poderes y actuando de pepito grillo de políticos y jueces endiosados que se han olvidado que son servidores públicos) frente a la inacción.

En fin, una Universidad que lidere los cambios de su entorno y lleve a cabo propuestas arriesgadas que deriven en cambios estructurales, en ese caso sino cuando salgamos de la crisis actual volveremos a caer en la siguiente, más temprano que tarde.

Además, la universidad española en su conjunto debe ser un actor dinamizador de la economía, mediante la canalización y despliegue de proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación. Asegurándose la trasferencia de resultados a los agentes económicos. Amén de la impartición de una enseñanza de calidad aprovechando el juego que da el Espacio Europeo de Educación Superior, prácticamente implantado en su totalidad para este nuevo curso. Claro está, enseñanza de calidad no es otra cosa que asumir la responsabilidad de poner en el mercado a egresados con una formación acorde a las exigencias del sistema productivo y de la sociedad. Sin olvidarnos que es la Universidad la responsable de la formación y reciclado de aquellos que ya desempeñan su actividad en el mercado. En realidad, yo mismo he tomado de esta medicina yendo a clase del curso pasado del máster en marketing de negocios que imparte la Universidad de Málaga, en su catalogo de títulos propios. Aprovecho la ocasión para recomendar encarecidamente a los profesionales que creen que no necesitan volver a estudiar, que se lo piensen. Huelga decir que la formación continua es de importancia capital para los tiempos que nos ha tocado vivir de cambios continuos, y donde las reglas del juego de la economía se reescriben día a día.

En definitiva, se espera de la Universidad que esté a la altura de las circunstancias, y para ello tendrá que agilizar la toma de decisiones. Fortalecer la relación sociedad-universidad. Planificar de forma estratégica e integral, a tenor de las demandas de la sociedad, huyendo del clientelismo como bálsamo mitigador de tensiones internas. Y por último, aumentar la transparencia y responsabilidad a la hora de rendir cuentas a la sociedad de los resultados alcanzados, pues son llamativas las elusiones en ese sentido.

Como corolario decir que son los órganos de gobierno y el Rector al frente, junto a los docentes e investigadores los que tienen que entablar un combate moral y ético frente a la excrecencia imperante. Académicos que hoy día representan el último bastión frente a la situación antinómica que estamos padeciendo en nuestra economía. Una sociedad que ha perdido los valores de antaño: espíritu de superación y ansias de conocimiento. En definitiva, académicos sin complejos fuera de los muros de la universidad, donde se sienten seguros y protegidos. Pues hoy más que nunca se necesita su opinión crítica e implicación ante el hosco porvenir al que nos enfrentamos.

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Presidente ejecutivo Novasoft
Presidente del Consejo Social de la Universidad de Málaga
Presidente ejecutivo Fundación Manuel Alcántara