La semana pasada estuvo el alcalde de Bilbao en el Forum Europa, Tribuna Euskadi, y dijo entre otras cosas que hay que gastar menos, pagar la deuda y contener el déficit. Simple, pero a su vez brillante. Un político de la órbita de la administración local hablando de eficiencia en la gestión, increíble pero cierto. Además afirmó que en este momento lo más importante es quitar parte de la deuda, porque si no, no nos va a creer nadie… Hay que reconocer que en España este perfil de políticos gestionando corporaciones locales son rara avis.
Ciertamente, en campaña un candidato da este tipo de mensajes dependiendo al foro o ágora a la que se dirija; de ese modo el candidato se esmerará en dar discursos más o menos hilados y con enjundia o simplemente palabrería barata, que es lo que suele suceder cuando se llenan pabellones con gente del propio partido o se va al mercadillo.
No existe a mi modo de ver algo más absurdo que un mitin electoral, pues lo único que se pretende es la exhortación panegírica del candidato. Siempre la misma puesta en escena y atrezo.
Otra consecuencia de las campañas es que la mayoría de alcaldes aparcan sus funciones durante meses. Por ello, abogo por que la duración de la campaña electoral sea de una semana máximo y se usen más los medios de comunicación existentes para exponer los programas electorales. Asimismo, que quien esté interesado en saber las propuestas de los candidatos sepa en dónde buscar y no cansen a una ciudadanía agotada.
Otra de las frases favoritas de los candidatos, y que al oírla sube el nivel de hartazgo político colectivo, es cuando dicen que van a crear miles de puestos de trabajo. Siguen sin enterarse de quiénes crean los puestos de trabajo de verdad en una economía de mercado. Que se dejen de monsergas y de dar falsas esperanzas.
Les guste o no, en el fondo los políticos son ante todo gestores y lo único que deben hacer es gestionar los fondos públicos con probidad y de manera eficiente. Es imposible seguir manteniendo entes locales donde los ingresos no les llega ni para pagar los gastos del capítulo uno. En efecto, las corporaciones locales deben iniciar un adelgazamiento de sus estructuras. Todavía no he escuchado a ningún candidato que diga que si es elegido va a acometer una reducción del gasto de personal en su ayuntamiento.
Ya lo estoy viendo venir. Después de las elecciones habrá un parón en la obra pública licitada por los ayuntamientos, e incluso algunas se quedarán a medio terminar. La descomunal deuda seguirá sin viso de solución, ¿y qué? No pasará nada.
Hoy por hoy, la mayoría de los ayuntamientos y algunas comunidades autónomas están con la soga al cuello. Por esta razón, únicamente los candidatos deberían hablar de plan de ajuste y contingencia, reestructuración, reingeniería, eficacia y eficiencia en la gestión, reducción del gasto, de cómo afrontará el déficit… Pero con una hoja de ruta definida. Declaraciones de intenciones no valen. Hay que seguir el manual de estilo de un plan de marketing estratégico en donde se defina con precisión los objetivos, estrategias y programas concretos. Ya lo dijo Albert Sheweitzer: «Los únicos que serán realmente felices son aquellos que hayan buscado y descubierto como servir». Será por esta razón el que tengamos en España la mayor ratio de políticos infelices…
Artículo semanal publicado en la Opinión de Málaga.
Francisco Barrionuevo
Presidente ejecutivo Novasoft
Presidente del Consejo Social de la Universidad de Málaga
Presidente ejecutivo Fundación Manuel Alcántara
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