21% de IVA en los colegios privados

LA TRIBUNA
FRANCISCO BARRIONUEVO /
CONSEJERO DELEGADO DE NOVASCHOOL, PROFESOR DE ECONOMÍA ESO/BACHILLERATO


Lunes, 12 octubre 2020, 09:39

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Cada vez que una familia decide poner sus ahorros inscribiendo a su hijo/a en un colegio privado está dejando de usar una plaza pública a la que tiene derecho. De este modo le está haciendo un ‘favor’ al Estado y a su comunidad en general. Si de golpe se cerrasen los colegios privados, tanto el Estado como las comunidades autónomas tendrían un serio problema.

En el sector de la educación que representan los colegios privados, hoy por hoy únicamente soportan el IVA, debido a que sus clientes (las familias) que contratan los servicios educativos en un centro privado no pagan IVA por este servicio, de lo cual nos alegramos todos. Muchos se preguntarán el porqué de esa alegría. Muy sencillo de explicar. Un colegio privado es una institución académica que crea valor en estado puro. Primero porque consolida puestos de trabajo estables y de calidad; además, no recibe ni un euro del papá Estado, poniendo a disposición de las familias una educación de primer nivel a costa del sacrificio de las familias y, sin pasar por alto, que estos colegios son empresas que pagan sus impuestos, contribuyendo así de un modo directo al sostenimiento del Estado. Por tanto, es de justicia que los servicios educativos de instituciones privadas no tengan una penalización vía impuesto del 21% a los consumidores de los mismos. De hecho, lo justo sería que las familias pudiesen desgravar el gasto educativo, ya que, como decía, las familias que apuestan por la educación privada para sus hijos dejan de usar la plaza a la que tienen derecho en la educación pública, por este motivo este coste escolar se merecería una desgravación fiscal en la declaración de la renta de dichas familias. Sin embargo, este Gobierno, lejos de compensar a las familias que se sacrifican, les pone una losa encima con el aumento de la factura escolar aplicando un 21% de IVA.

Algún político que practica el populismo rancio y la demagogia dirá que este IVA lo asuma el colegio, que para eso gana mucho dinero… Pero se le olvida que la actividad privada escolar, al igual que la sanitaria, está muy regulada debido a que el margen de operación está muy ajustado, y en el caso de que algún colegio privado se viera compelido a asumir el IVA en el precio final de sus servicios, esto conllevaría irremediablemente una reducción drástica de la calidad de su ‘output’, que no es otro que el nivel educativo del centro en cuestión.

Esta medida que el Gobierno de la nación quiere implantar, nos referimos a la aplicación del 21% de IVA a los servicios educativos, afectará muy directamente a las familias de clase media que suelen usar este servicio. De hecho, una subida de precio de un 21% de golpe y porrazo podría hacer tambalear a la maltratada clase media, que en España últimamente es a la que siempre se recurre, tanto los gobiernos de derecha como de izquierda.

Viene bien recordar que existen tres tipos impositivos de IVA: tipo general del 21% aplicable a la mayoría de los bienes y servicios; tipo reducido del 10% aplicable a alimentos, vivienda, restaurantes, etc.; tipo superreducido del 4% aplicable a pan, leche, libros, medicinas, etc. Y, por último, el 0% para la sanidad, la educación y los seguros. Esto corrobora lo que decía al principio, que el consumidor de servicios educativos paga en la actualidad el 0% de IVA, sin embargo los colegios sí soportan el IVA en las facturas de proveedores como un gasto que no se pueden deducir.

Volviendo a lo del concepto de la neutralidad del IVA que se aplica en los colegios privados, en ese sentido no hay nada de neutral obligar a la empresa que sostiene un colegio privado a soportar un IVA del 21% en las facturas de sus proveedores, como un gasto añadido sin posibilidad de recuperar. Es una sinrazón y un agravio frente a la gran mayoría de empresas de otros sectores de actividad. Pero llegados a este punto, abogo porque todo se quede como está, aplicando así el siguiente dicho popular: virgencita, que nos quedemos como estábamos.

A veces pienso que al colegio privado se le considera una especie de némesis de lo público y, por tanto, hay que ponérselo todo muy complicado. Pero no pasemos por alto que en sí mismo son empresas que generan puestos de trabajo, cada plaza que ponen a la venta es una plaza libre más para un colegio público de la zona y, lo que es mejor, no supone ni un euro de gasto para las arcas del Estado. ¿Alguien da más?

Aprovecho la ocasión para hacer un homenaje a todas las familias que tienen la oportunidad de ofrecer una educación de calidad a sus hijos. De hecho, han decidido libremente poner gran parte de sus ahorros en la educación de sus hijos, y no por ello tienen ningún tipo de desgravación fiscal. Sería muy razonable pensar una iniciativa tal que así: deducción fiscal para todos los padres y madres en su declaración anual de IRPF por la totalidad del gasto producido en educación privada. Seguramente ante mi propuesta se recrudezcan los antagonismos hacia los colegios privados. Quédense tranquilos, los colegios privados son empresas que tienen como objetivos la creación de valor mediante programas de formación de alto rendimiento y educación en valores dirigidos a sus alumnos, procedentes en su mayoría de la clase media trabajadora, y subrayo lo de trabajadora. Además, he de decir que a esas familias nadie les regala el dinero que invierten en la educación de sus hijos.

Estarán conmigo, lectores, que en el balance final de este artículo de opinión impremeditado la propuesta del Gobierno de cargar con un 21% de IVA los servicios educativos se antoja un tanto injusta para las familias que apuestan por una educación diferente.